Todos somos muchos yo en nosotros mismos. Es muy difícil describirnos, ya que todo depende de en qué contexto nos miremos.
Somos una multicapa de emociones, creencias y comportamientos. Todas nacen de un mismo lugar, nuestro yo. Un yo que a medida que exteriorizamos va tomando diferentes matices, según lo que busquemos, lo que estemos haciendo o con quién nos rodeemos.
Todos podemos afirmar que a pesar de ser la misma persona, no parecemos los mismos en la boda de un desconocido, que en la fiesta de un amigo, que presentando en un comité de dirección. Seguro que todos comparten una misma esencia que todos pueden destilar y codificar, pero ninguno tiene una versión completa y total de ti. Ninguno.
Cuando hablamos de Marca, hablamos de la construcción de un elemento capaz de construir relaciones e interactuar con quienes le rodean, creando valor y preferencia. Siempre que pensamos en este proceso, hablamos de la necesidad de humanizar la Marca, de definirla como si fuera una persona…
Por ello, como muchos sabéis, todo empieza por definir quienes deberíamos ser para importarle a quienes nos rodean. Y eso pasa por definir quienes somos para ellos, qué hacemos, cómo lo hacemos y para qué lo hacemos, el valor que les aportamos.
Y ese es el motivo que una definición de Marca contenga elementos como el Posicionamiento, los Valores, la Personalidad o la Propuesta de Valor, o lo que es lo mismo cómo explicamos quienes somos, lo que define nuestras creencias, la manera que tenemos de relacionarnos con el mundo y el valor que aportamos.
Dicho esto, hemos hablado mucho de la importancia de un elemento que algunos lo tratan como una simple capa de lo que mostramos, pero que en realidad es la base de todo lo que somos. Porque al final del dia somos lo que somos para los demás. Y eso se construye en cada microinteracción con nuestro entorno.
Somos lo que ven, lo que oyen, lo que sienten, lo que perciben de nosotros. Somos el fruto de todas nuestras identidades. Y como ya sabes nuestra identidad es el reflejo de nuestra personalidad, y la personalidad la exteriorización de nuestros valores, y nuestros valores el motor que mueve lo que necesitamos ser.
La Personalidad es algo profundo, y complejo. Ya que ser una persona ‘alegre’ puede exteriorizarse con más o menos intensidad según el momento. Una persona ‘alegre’ puede exteriorizar vitalidad en una reunión, diversión en una fiesta u optimismo en una situación delicada. Diferentes formas de externalizar ese rasgo que externaliza una única creencia “La vida hay que disfrutarla”.
En la definición de Marca, vemos desarrollos de personalidad únicos, con atributos que modulamos.. somos alegres, pero no alocados. Es un buen paso, pero y qué pasa entre medio…
Una forma muy habitual de definir la personalidad e ilustrarla para su mejor entendimiento, es mediante los Arquetipos de Personalidad, algo que hemos comentado aquí mil veces (este artículo es básico). Los Arquetipos y su uso, tienen el mismo problema que la definición clásica de atributos de Personalidad. Llegamos a definir un Arquetipo y como mucho un Arquetipo secundario que lo matiza (leer artículo).
No es lo mismo Robin, que Ironman, que Dr. Strange . Los tres podrían compartir el Arquetipo del Héroe, uno más Ciudadano, uno más Creador y otro más Mago.
Aún así eso no define como Robin, Ironman o Strange se comportan o externalizan lo que son en sus diferentes entornos. Siempre, lo hagas como lo hagas necesitas algo más de profundidad.
Deberíamos entender la Personalidad de Marca como prisma desde el que mirar lo que hacemos y somos según el contexto, siempre con un hilo conductor, pero con suficiente flexibilidad y elasticidad para poder ser lo que necesitamos ser en cada momento, sin dejar de ser nosotros.
Si podemos hacer esto con la Personalidad, que es la base de todas nuestras identidades, la siguiente pregunta es obvia… ¿Eso significa que nuestra Identidad puede modularse, adaptarse, al entorno, contexto, según se requiera? La respuesta es que no te vistes igual en el trabajo, en una fiesta o para ir al súper. Siempre con tu estilo, siempre siendo tú.
Las Identidades también tienen volumen, y deben poder tener los recursos y elementos suficientes para poder acompañar a esta necesaria elasticidad de la Personalidad de las Marcas.
Hace años nos llevábamos las manos a la cabeza predicando con la consistencia, hoy rezamos por la coherencia, y mañana nos conformamos con la relevancia reconocible. Las Marcas cada vez serán más efímeras, más líquidas, más esencia y menos reglas.
Algo que ya viene siendo necesario si observamos que las nuevas generaciones no siguen tendencias masivas, ni grande conceptos únicos compartidos, son de microculturas, de micronichos, y las Marcas van a tener que conectar con todos, con microenfoques y no macrobanderas…
En fin, el nuevo branding está por llegar.
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