Si sustituyes pieza a pieza, todos los componentes de un barco viejo por unas nuevas ¿sigue siendo el mismo barco?
Según Plutarco, en la antigua Grecia, contaba que el barco en el cual volvieron desde Creta, Teseo y los jóvenes de Atenas, fue usado y reparado con el tiempo, sustituyendo remos y tablones desgastados por otros nuevos, haciendo del barco un ejemplo entre los filósofos del crecimiento de una Identidad, de un significado. Mientras otros sostenían que eso no era tal cosa, ya que el barco ya no era el mismo barco. Por cierto si Teseo no te suena, era el del Minotauro. :)
Esto planteaba la pregunta que ha dado lugar a debates filosóficos en todas las culturas a lo largo de la historia, ¿se puede cambiar sin cambiar? ¿Estamos en presencia del mismo barco si sustituimos todas sus piezas? ¿Un coche con un motor roto, al cambiarle el motor es el mismo coche?
Aunque parezca absurdo, esto le ha dado a las escuelas de filosofía madera para rato. Entre ellos la escuela aristotélica que sostenía que las cosas se definen por su causa formal, causa material, causa final y causa eficiente. Básicamente lo que vemos de esa cosa, su forma; de qué está compuesto esa cosa; el objetivo para lo que esa cosa está hecha; y el cómo se hizo esa cosa. ¿Os suena de algo?
Bueno, el caso es que desde esta perspectiva y desde muchas otras, para que algo cambie de verdad debe cambiar en sus 4 dimensiones. Si parece lo mismo, está hecho de lo mismo, tiene el mismo objetivo o propósito y se hace de la misma forma, esa cosa es la misma cosa.
Si trasladamos esta paradoja al Branding, a la gestión de nuestra Marca, encontramos cosas interesantes de las que podemos aprender algo.
Al igual que el barco de Teseo, nuestra Marca es una poderosa bandera que nos transporta en nuestras aventuras, que sufrirá tempestades, desgaste, perderemos algún remo o tendremos alguna fuga de agua. Y siempre tendremos dos opciones. O seguir navegando hasta que el agua nos llegue por los tobillos, y no queden remos de los que remar, o velas a las que soplar. O tenemos un mantenimiento preventivo, en el que vamos sustituyendo progresivamente esas grietas, esas velas, esos remos... cambiando pequeñas partes sin cambiarlo todo, manteniendo la nave en un buen estado para navegar.
O lo que es lo mismo, si no gestionas tu Marca de forma proactiva y continua, te enfrentarás a tener que plantearte si todo lo que tienes que cambiar, por tu dejadez, cambiará o no lo que es tu Marca.
Es decir, si gestionas tu Marca de forma continua y vas ajustando, adaptando, evolucionando sin que el drama lo exija, tendrás una Marca que cambia sin cambiar, como un IBM, Coca-Cola, Apple, IKEA... Marcas que han cambiado mucho pero que casi ni lo has notado, porque se cambiaron los tablones podridos antes de que entrara el agua.
Si esperas a que huela a moho desde lejos, tendrás que cambiar tanto que pocos te van a reconocer y mucho vas a tener que filosofar para decir que sigues siendo tú. Aquí los rebrandings duros que todos podemos conocer e imaginar.
Aunque el cambio es más o menos duro, dependiendo de cuantas ‘Causas’ tengas que cambiar. Si sólo cambias la Causa Formal, estaremos frente un restyling. Si cambia la Material, estamos hablando de casi un cambio de producto o modelo, si cambia la final o la eficiente es un reposicionamiento. Si cambian todas es un rebranding.
Al final lo que nos enseña Aristóteles, a través de la leyenda de Teseo, es que para que algo cambie y mantenga su esencia, es necesario mantener su fondo, cambiando su forma a medida que sea necesario para mantener su Identidad.
Somos lo que somos, mientras los demás crean que lo somos.
En fin, Aristóteles 1 - Gurús 0
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