La fuerza de un imperio reside en su capacidad para mantenerse unido. Esta fue quizás la mayor preocupación de nuestros mayores, y posiblemente la de muchos hoy.
No importaba tu capacidad de conquista para extender tu territorio, si no eras capaz de gestionarlo adecuadamente luego, y mantenerlo cohesionado para evitar los dolores de cabeza que eso causaba.
Ese concepto, la unión, la obsesión por lo indivisible, es la base de la antigua Grecia. La unión del pueblo bajo un bien común, llamado Democracia, la unión del arte y la ciencia, de la tradición y el futuro, y de su espíritu militar.
Todo su músculo como sociedad, podía desarrollarse gracias a su potencial militar, sólo una sociedad sin miedo puede avanzar.
Y su secreto militar, irradiaba en algo que hizo leyenda a través de los Espartanos y su conocida batalla de las Termópilas contra los Persas. El secreto de su resistencia, de tu mito, no era otro que su forma de combatir, basada en la unión, concretamente con lo que conocemos Falange.
Una formación militar basada en la creación de un muro de escudos y lanzas que avanzan como si fueran un sólo organismo hacia su objetivo, defendiendo un compañero a otro, una pared indivisible. Convirtiendo unos pocos recursos, en una maquinaria eficiente, robusta y competitiva.
Si atendemos a uno de los objetivos de una Marca, el de construir una dirección en la que avanzar para mejorar nuestra competitividad, la Falange, la vieja Esparta, la antigua Grecia... tienen mucho que enseñarnos.
Cuando queremos definir una posición en un mercado, para ser diferenciales y relevantes, creando valor e impacto para nuestro negocio, lo que estamos haciendo es fijar un rumbo, que hoy no ocupamos, pero que queremos ocupar en un futuro inmediato.
Y ese horizonte nos ofrece un contexto que nos ayudará a tomar las decisiones adecuadas para llegar a él. ¿Qué debo comunicar mañana? ¿Cómo debería ser la innovación? ¿De qué forma atiendo al teléfono?
Y eso sólo puede conseguirse de una forma, haciendo posible que todos vayamos en la misma dirección. Que todos apuntemos a los mismos horizontes, y que todos entendamos que nuestro trabajo construye o destruye la Marca que todos necesitamos.
Por ello, una de las partes más importantes del trabajo de una Marca es el esfuerzo para alinear internamente nuestra Cultura y Comportamientos, con los objetivos de nuestro Posicionamiento. Dotar a los empleados de las herramientas, conocimientos y formación necesaria para entender el uso y activación de la Marca .Y por supuesto, orientar la compañía hacía la competitividad de Marca.
Eso es como reunir a 300 valientes y hacerlos avanzar hacia el mundo, con la seguridad que cada uno de sus esfuerzos, será replicado por su compañero, haciendo que un pequeño grupo de hombres y mujeres, se convierta en una leyenda para todos los tiempos.
Si te enfrentas a un problema de competitividad, te enfrentas a una guerra en la que el más preparado, el más eficiente y el que sea capaz de ser lo que necesita el mercado, la gana.
Al final, las historias de éxito de nuestros tiempos llevan escritas, en nuestro pasado, siglos. Mirar atrás y aprender de ellas es algo que deberíamos hacer más a menudo.
En fin, AUHHH AUHHH AUHHH
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