Siempre se dice que no hay una segunda oportunidad para causar una primera buena impresión. Y es así en la mayoría de los casos.
Al final del día somos lo que les parecemos a los demás. Ya sea porque se hayan forjado una idea al relacionarse con nosotros, o porque al vernos intuyeron qué podíamos aportarles. Y por mucho que nos empeñemos, esto siempre será así, somos lo que los demás creen que somos.
Por ello las Marcas se esfuerzan en intentar alinear lo que dicen que son, lo que parecen que son y lo que crees que son. Para ser algo en la vida de alguien.
En este contexto, la Identidad Visual es el vehículo en el que viajan historias sin palabras. Y nos ayuda a contar al mundo quienes somos y qué pueden esperar de nosotros, sin necesidad de contar nada a nadie.
Aunque desde consultoría, para nosotros la Identidad no es más que una bonita consecuencia de nuestra estrategia, de lo que debemos proyectar para construir nuestro posicionamiento, es cierto que es uno de los elementos más importantes que nos ayudan a construir la percepción adecuada, y sobre todo nos permite ser mucho más eficientes en el uso de nuestros recursos.
Ya que una Identidad diferencial y reconocible nos ayuda a maximizar el impacto en comunicación y reconocimiento, y una Identidad bien construida que transmita lo que queremos, nos ahorra palabras en nuestro discurso.
Si tengo una Identidad que muestra dinamismo y frescura, es algo que puedo ahorrarme en mi discurso, dejando sitio a otros conceptos que nos ayuden a conformar nuestro posicionamiento.
Bueno, a estas alturas no hace falta decir que tu Identidad no es tu Marca. Que tu Marca es la suma de todo lo que haces. Pero lo cierto, es que cuando no hay nadie cerca para explicar quienes somos, o no tenemos la oportunidad de estar presentes cuando alguien nos mira y nos juzga, la Identidad se convierte en un contenedor importante de significados.
Por ello, a pesar de que aquí hemos escrito mucho acerca de esto: VER ARTÍCULOS, es cierto que poco hemos hablado acerca de lo que le pedimos a esta parte de lo que somos.
¿Qué le pedimos a la Identidad Visual?
Primero debemos entender que la Identidad Visual, es simplemente una de mis 4 identidades, y que todas trabajan compensando y equilibrándose entre sí. Es decir, ninguna de las 4 Identidades puede pretender contarlo todo ella sola. Lo que no proyecte mi logotipo, lo podrá proyectar mi forma de decir las cosas, o la manera en la que creo una experiencia contigo, o....
Y lo segundo que debemos entender de la Identidad Visual es que no estamos hablando del Logotipo. Que también, pero no sólo de ese elemento, ya que la Identidad Visual es un conjunto de elementos que nos ayudan a crear un Sistema Identitario capaz de proyectar lo que somos, y de construir diferenciación y relevancia.
Porque... ¿Qué entendemos como Identidad Visual? Pues la suma de todos los elementos gráficos que combinados entre sí crean una Identidad propietaria, reconocible y capaz de transmitir una idea.
Esos elementos son el Logotipo, la Tipografía, la Paleta Cromática, el Estilo Fotográfico, el Estilo Ilustrativo, El Sistema de Pictogramas, el Sistema de Layout, tramas y patterns...
Ahora bien, cómo ayuda cada uno de esos elementos en un ejercicio de Branding, ¿qué le pedimos a cada uno de ellos?
En el mejor de los casos nuestra Identidad Visual debería ser capaz de transmitir nuestro posicionamiento y nuestra forma de hacer las cosas, nuestra personalidad.
Para ello, siempre que podamos usaremos el Logotipo para transmitir y proyectar un concepto, una idea que nos ayude a contar nuestra Propuesta de Valor, y el resto de elementos deberían encargarse de desarrollar gráficamente nuestros atributos de personalidad.
El logotipo de Sacyr nos habla de darle la vuelta a los problemas, el de Miranza de un nuevo horizonte al que mirar, el Fedex el camino más directo, o el de Intel que el poder se encuentra en el chip.
Mientras que el universo visual puede encargarse si esa forma de dar la vuelta a los problemas es a través de la ciencia, del ingenio, de soñar nuevas soluciones, si es una forma innovadora, dinámica o cercana...
Pero ojalá fuera tan sencillo, porque en este juego de equilibrios tenemos que tener en cuenta qué proyecta nuestro Nombre o en qué dirección construye nuestra voz.
En definitiva, la Identidad Visual será capaz de contarle al mundo qué podemos aportarles y cómo lo vamos a hacer, sin que estemos presentes para explicar lo que no se puede ver.
En fin, no va de cosas bonitas, sino de si construye o destruye.
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