Nuestro valor es proporcional a lo mucho o poco que importamos a los demás. Tan sencillo y complejo a la vez.
De hecho el Valor es una compleja ecuación de coste y beneficio, en el que el conjunto nos dice si algo vale la pena o no. Todo en la vida es una ecuación de equilibrio, en el que el balance esperamos que sea positivo... ya sea al adquirir una cosa, o al comprometernos con una persona.
Aunque esto es sencillo de entender en nuestras vidas, cada vez hay más rankings de valoración de Marcas, según decenas de puntos de vista, con el único objetivo de tangibilizar su beneficio, ponerle una etiqueta con un precio. (Ya sabéis lo que opinamos de estas valoraciones.. ejem…).
En ese Balance necesario para determinar el Valor de algo, hacemos desaparecer una parte de la ecuación de forma deliberada.
Esa manera capitalista de valorar las cosas nos está ocultando algo que es más importante que el precio... el coste, o el impacto que tiene en nuestras vidas.
Las Marcas, las compañías, son grandes locomotoras que generan ingresos y beneficios. Pero para funcionar, como cualquier locomotora necesita combustible… consumibles, en muchos casos en forma de personas (trabajadores), recursos naturales, o simplemente a costa de otras industrias.
Desde esa perspectiva, si somos capaces de valorar un coche no sólo por el precio de venta, sino también por el coste de mantenimiento (gasolina, seguros, contaminación, etc..)… ¿Por qué no lo hacemos con las Marcas?
En la nueva sociedad en la que vivimos, en un contexto de emergencia climática, de igualdad social y de lucha por los derechos y medio ambiente del planeta, valorar las Marcas por lo el precio que podemos ponerle recurriendo al impacto económico en sus bolsillos… es leer la mitad de la foto.
El Valor de una Marca tiene que ser el resultado de valorar lo que es capaz de generar versus el coste que tiene para nosotros.
¿Qué cuestan esas Marcas mejor rankeadas del mundo? ¿Nos cuesta mantener empleos precarios en países asiáticos? ¿Nos cuesta la infancia de niños que trabajan en sus fábricas? ¿Nos cuesta la destrucción de Madagascar por el aceite de palma? ¿Nos cuesta toneladas de contaminación en países que no la controlan y que no están sometidos a acuerdos internacionales? ¿Nos cuesta la destrucción de industrias completas que repercute en la recaudación de impuestos nacionales destinados a los servicios básicos del país? ¿Nos cuesta…..?
El valor de una Marca no es simplemente la capacidad que tiene de ganar dinero, sino su capacidad de generar VALOR.
Y el valor, hoy en el siglo XXI, debe medirse en otras dimensiones más allá del dinero. Valor Social, Valor Económico, Valor Cultural y Valor Medioambiental.
VALOR SOCIAL Y CULTURAL
Su capacidad de ser un eje transformador de la sociedad y su estructura. Un motor de cambio y mejora que nos ayuda a evolucionar y a conseguir el espacio habitable que necesitamos todos.
VALOR ECONÓMICO
Su capacidad de generar riqueza para todos los que la rodean. No sólo su capacidad de generar dividendos y de multiplicar su precio, sino su poder para compensar con sueldos dignos a sus trabajadores, de crear empleo, de repartir riqueza entre sus comunidades. Ser capaces de fomentar las economías circulares y responsables.
VALOR MEDIOAMBIENTAL
Su capacidad, ya no de impactar negativamente en nuestro entorno, sino su capacidad de crear un impacto positivo en nuestra forma de usar los recursos naturales, luchar contra la crisis climática, promover buenas prácticas e impulsar nuevas formas de consumo.
¿Qué pasa cuando una compañía textil líder mundial aumenta su beneficio un 36% anualmente y los sueldos de sus empleados en las fábricas de Bangladesh no superan los 60€ mensuales por más de 50h semanales?
¿Qué pasa con esa marca de bebidas que tiene un beneficio mundial más alto que el PIB de algunos países del primer mundo, pero que ha llenado el planeta de 8.300 millones de toneladas métricas de plástico? ¿Sabías que consume 2,18L de agua por cada refresco producido?
Si seguimos midiendo las cosas en dinero, las Marcas en dinero, acabaremos pagando por quedarnos sin lo que más nos importa. Por quedarnos sin lo que más valoramos, nuestras vidas.
Es hora de premiar a aquellas Marcas que construyen para generar negocio, y que no son simples apisonadoras que destruyen allá por donde pasan.
En fin, las cosas valen lo que nos cuestan.
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