Lo que creas o no, la realidad que crees que vivir es muy diferente a lo que realmente sucede. Lo que vivimos es una compleja interpretación de lo que nos sucede a través de los sentidos.
Lo que ves no lo ven tus ojos, sino que lo ve tu cerebro interpretando unas señales de formas y luz. Lo que percibes no es tanto lo que sucede sino la interpretación de lo que está sucediendo con unos pequeños ajustes en función de tu estado de ánimo y de tu contexto.
Nuestro cerebro es capaz de completar una imagen creando una pequeña ilusión, de sincronizar el sonido de un objeto al caer con la percepción visual del impacto, aunque estos suceden en tiempos distintos, etc.
De hecho, nuestro cerebro tiende incluso a variar ligeramente nuestros recuerdos si estos nos generan inseguridad o nos daña la autoestima.
Esto es todo lo real que es tu mundo. Lo que tu cerebro quiere que sea.
¿Por qué? Estamos programados para sobrevivir en las mejores condiciones que podamos y eso a veces hace que el inconsciente tome el control y decida lo que vemos, cómo reaccionamos o incluso lo que almacenamos en nuestra memoria.
Los sentidos tienen la función de darnos información del exterior, y el cerebro de interpretarla en el menor tiempo posible para poder tomar la decisión acertada cuando es necesaria. Y no 3h más tarde.
Uno de esos fenómenos es el responsable de interpretar situaciones extrapolando patrones que facilitan el entendimiento de las mismas.
Una persona bien aseada, educada, bien vestida y con un porte elegante, de forma automática para nuestro cerebro tendrá por defecto atribuidas ciertas cualidades que todavía no ha demostrado.
Lo mismo al contrario, el mejor cerebro de este mundo vestido de chándal en una entrevista de trabajo, tendrá muy complicado deshacer el sesgo que acaba de crearle al entrevistador.
Este efecto tan poderoso capaz de construir realidades y proyectar cualidades que no existen se llama efecto Halo.
El psicólogo Edward Thorndike fue en 1920 el primero en ponerle nombre a este efecto, que en realidad no es más que un sesgo cognitivo con el que vivimos todos.
Básicamente un atajo para entender mejor nuestro entorno de forma rápida.
Aquí todo se basa en nuestro cerebro reptiliano… si tienes colmillos, garras y tienes pinta de ser malote… mejor huir cuanto antes para aumentar mis probabilidades de supervivencia.
Pero el efecto Halo es la explicación misma del poder de una Marca.
EFECTO HALO Y MARCAS
Este fenómeno de sesgo es que buscamos en la construcción de una Marca, ni más ni menos.
El Branding trata de crear los elementos necesarios que produzcan el sesgo cognitivo adecuado a quienes nos rodean, para poder construir nuestra propia realidad.
No falta decir que no basta con crear una idea de lo que somos, que luego si no la cumples, chao-chao. Esto lo hemos hablado mil veces en Branzai.
Pero centrados en este punto, es importante entender que es este fenómeno el que debemos tener en cuenta a la hora de construir una Marca. De escoger unos mensajes, de proyectar una identidad o de definir unos comportamientos.
El efecto Halo nos ayuda a mostrar al mundo, antes de demostrarlo, que podemos ser cercanos, o disruptivos, o serios, o frescos, o el socio adecuado… antes incluso de acercarse a comprobarlo.
Recordad que la Marca es la suma de lo que parezco y de lo que soy.
Muchos siguen creyendo que IKEA es barato y no es cierto, que todo lo de GOOGLE es la leche y nadie piensa en Google+, o que hasta un lápiz de TESLA tiene que molar… eso tiene que ver con el efecto Halo.
Hay dos tipos de Halo en las Marcas.
HALO DE CONTACTO: Aquella impresión de alguien que no conozco y que me hace un esquema de quién es y qué puedo esperar.
HALO DE ARRASTRE: Aquella impresión que me llevo y extrapolo de experiencias vividas a nuevas interacciones.
El primero me ayuda a prepárame para lo que pueda pasar, y el segundo me ayuda a no repetir mis errores o anticipar el resultado. Ambos casos, supervivencia.
Llevado a la Creación y Gestión de Marcas, son dos conceptos que deberíamos tener muy claros. Primero porque puede ser que mi efecto Halo como Marca no esté proyectando realmente el potencial de lo que soy y hago, y segundo porque puede que lo haga no esté a la altura de lo que digo que hago.
Cuando construimos una Marca y conseguimos generar un efecto Halo positivo, tenemos medio camino hecho. Seremos menos sensibles al precio, más fieles porque nos da seguridad, aumentará la confianza en nuevos productos que no conocemos todavía, etc…
Al final del día, eres lo que los demás creen que eres. Ya sea por lo que pareces o por lo que has demostrado ser.
En fin, que cuidar de tu Halo, es cuidar tu futuro.
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