Esta semana pusiste sólo una vez la lavadora, abriste cinco veces el congelador, encendiste la caldera durante 20 minutos seguidos tres veces de lunes a jueves, y según tu tostadora la usas cada mañana 5 minutos.
O traduciendo, eres una persona que vive sola, que no tienes mucho tiempo para cocinar, por lo que tendrás unos horarios complicados o simplemente no te gusta la cocina, te gusta desayunar antes de salir de casa algo ligero, y al ducharte a diario eres una persona aseada.
Estas semanas se han aprobado los estándares para los microsensores que habitarán en cada aparato, objeto y electrodoméstico que tengamos en casa. Microsensores asociados a pequeñas sims (tarjetas de teléfono), que enviarán nuestros hábitos de consumo, frecuencias de uso, preferencias y gustos a las Marcas propietarias de estos objetos.
Lo que muchos ya conocéis como el Internet de las Cosas (iOT, Internet of Things).
Un nuevo capítulo en la hiperconexión de nuestras vidas que irrumpe para cambiar la forma en la que nos relacionamos con el mundo. Nuestra nevera sabrá antes de que acabe 2017 si está medio llena o medio vacía, nuestro coche nos dirá cuántas veces repostamos en la misma gasolinera, o nuestro sofá podrá medir el tipo de postura que nos gusta adoptar viendo la tele.
Las Marcas mañana van a tener más información que nunca de nosotros y esto abre una puerta a una nueva era de relaciones.
Podrán anticiparse a nuestras necesidades, micropersonalizar los productos y servicios, hiperpersonalizar las comunicaciones y mensajes en función de lo que realmente nos interesa y cuando nos interesa.
Pero también tendrán que plantearse la responsabilidad de cuándo y cómo invadir nuestro espacio, cuándo y cómo hablarnos… cuándo y cómo utilizar nuestros datos. La ética y la transparencia.
No vale de nada que me ofrezcas Wifi gratis en tu tienda, si con esa excusa quieres saber a qué páginas de Facebook le doy al Like o qué música escucho en el móvil.
El iOT, el Big Data y la Inteligencia Aumentada son armas poderosas para profundizar y entender qué necesitamos y qué nos mueve, no para asaltarnos en una venta continua.
Una relación conlleva una gran responsabilidad. La responsabilidad de saber cuidar la confianza que se otorga.
Siguiendo el patrón que siguen las compañías en estas tendencias, vamos a ver prácticas temerarias e irresponsables.
Cuando llegó la Ola Digital, todo el mundo quería estar en ahí, aunque no entendieran ni cómo, ni para qué. Cuando llegó el boom de las redes sociales, todos querían sus perfiles sin preguntarse dónde y con qué contenido alimentarlos.
Ahora llega el iOT, y ya vemos algo de nerviosismo en algunas compañías que intuyen que deben subirse a ese carro, pero nadie les ha dicho por dónde hacerlo.
Sería interesante que te preguntaras para qué quieres saber más de mí… si tu única respuesta es ‘para vender más’, mejor vete olvidando de acercarte.
Si tu respuesta es para mejorar tu servicio, para mejorar tus productos, para adaptarte a lo que necesito, para ofrecerme más valor añadido, entonces iOT es un gran sitio desde el que construir una relación conmigo.
No se trata de estar, sino de lo que haces cuando estás.
En fin, cuidado las veces que abres la lavadora.
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