Todo lo que sucede a tu alrededor se basa en un pequeño universo programado de instrucciones o reglas bien definidas, ordenadas y finitas que permite que todo funcione.
Desde tu despertador, hasta el motor de un autobús, pasando por el pulso que hace brillar las estrellas.
Los Algoritmos son los dueños del universo. La programación de pasos sucesivos que marcan la forma en la que suceden las cosas.
Conocidos por los griegos, los algoritmos han sido y son parte fundamental en el desarrollo de nuestras vidas. Permiten programar máquinas, nos ayudan a resolver tareas complejas o predecir eventos bajo un patrón.
Los algoritmos hacen que nuestra vida funcione.
Lo mismo le sucede a las Marcas, ellas también tienen un patrón de funcionamiento que se repite en todos los casos. Una serie de variables que podemos identificar y programar para hacerlas funcionar.
Cuando pretendemos abordar una Marca y pensamos en aquello que necesita hacer para ser competitiva, empezamos a identificar algunas de las variables que componen el algoritmo de su competitividad.
Todos hemos oído hablar de la diferenciación, de la relevancia, de la claridad, del alcance, del significado, de la protección, de la notoriedad, de la fortaleza. Y también hemos oído mil veces que las Marcas deben cumplir con ciertos parámetros de humanidad, de cercanía, de honestidad, de transparencia, de confianza, de personalización, de flexibilidad, de foco, de emocionalidad. Y además supongo que habréis oído aquello que las Marcas necesitan una gestión activa, una consistencia y coherencia, una activación en puntos de contacto, una definición de su identidad visual, verbal, actitudinal y sensorial, y por supuesto una correcta vivencia interna. Y por supuesto toda la Marca tiene que contener una historia capaz de ser contada en los diferentes puntos de contacto. Y no olvides, faltaría más, que la Marca tiene que tener la capacidad de impactar positivamente en el negocio, ayudarme a crecer, a proteger mi competitividad y a ser un eje sobre el que ordenar mis recursos, estructuras y esfuerzos...
Y si te sobra algo de tiempo seguro que también le pedirás un Dragón Rosa que convierta el metal en oro. Por pedirle a la Marca, pídele lo que quieras, otra cosa es que te lo conceda.
Si tuviéramos que manejar las 50 variables que acabo de mencionar para hacer que una Marca funcione, creo que más que un Algoritmo necesitaríamos un milagro.
Las Marcas en realidad funcionan con un Algoritmo Binario, en el que su universo se simplifica significativamente.
Cualquier Marca que funcione en un mercado, cualquiera, cumple un mínimo de 2 variables. Dos factores que le ayudan a impactar en su negocio y en nuestras vidas.
VALOR y PREFERENCIA
Las Marcas simplemente tiene que ser capaces de ser Preferentes en tu vida y generar Valor. Cumpliendo estas dos simples y complejas premisas, tenemos Marcas poderosas.
Sólo necesitamos Marcas que conecten con lo que necesitamos aportándonos valor.
La Preferencia es la capacidad de una Marca de conectar con nuestras necesidades de forma distinta a los demás. Y el Valor es la capacidad de aportar una solución satisfactoria a las mismas.
Cumpliendo estas dos características tenemos Marcas que conectan con las necesidades de sus audiencias, siendo competitivas en su respuesta.
Si piensas en todas aquellas Marcas que forman parte de tu vida te darás cuenta que son más relevantes para ti que las que no usas, y que te proporcionan un valor por encima del resto.
Pensando en estos dos factores serás capaces de construir Marcas diferenciales, creíbles, notorias, con alcance, claras, flexibles, comprometidas, personales, humanas, eficientes, etc..
Porque el día que tu Marca deje de ser Preferente y deje de crear Valor, dará igual lo que creas que tienes, que no tendrás nada.
En fin, 2 instrucciones, un algoritmo.
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