La mayoría de las cosas importantes que conseguimos en nuestras vidas, son una mezcla perfecta de voluntad y esfuerzo, de emociones y acciones, de magia y de realidad.
Vivimos envueltos de la dicotomía constante de nuestras emociones y nuestras razones, ya que el mundo se configura para que podamos comprenderlo de esta forma.
Nuestra mente tiene la capacidad de balancear de forma recurrente el peso que tienen nuestros deseos y nuestros miedos para que tomemos la decisión correcta en cada momento, o como mínimo aquella que calcula un mínimo riesgo, esfuerzo o impacto en nuestras vidas.
Algunos autores lo llaman la Calculadora Emocional, ya que de forma inconsciente nuestra mente se encarga de ordenar nuestros sentimientos con nuestros actos en función de los diferentes escenarios heurísticos que encontramos.
De hecho, nuestra mente tiene la capacidad de desconectar uno de los dos polos, en función de su cálculo de supervivencia. Podemos no llorar si la situación no lo permite, podemos dejar de correr de forma automática sin saber por qué cuando el esfuerzo nos supera.
Este balance de Cabeza y Corazón, es fundamental para la vida y por supuesto para nuestras Marcas.
Las Marcas son la suma de una parte racional que corresponde a lo más funcional de la misma y una parte emocional que contribuye a conectar con nosotros más allá de su producto.
Pero las Marcas no tienen Calculador Emocional como nosotros y pueden verse fácilmente descompensadas en uno de sus balances y encontrarnos con fórmulas que no deseamos. Marcas efímeras, 100% emocionales sin sustento racional, Marcas Higiénicas, racionales sin emoción, etc..
Por lo que cuando queremos construir Marcas equilibradas, debemos empujar ambos sistemas en la misma dirección.
Uno de los ejemplos ahí fuera que muestra la importancia de este hecho son algunas de las pruebas deportivas más extremas del planeta, como el IronMan. Pruebas que no pueden superarse sin un gran estado físico, y sobre todo sin un gran estado mental.
El éxito depende de la capacidad de responder racionalmente a nuestras emociones.
Si por mucho que queramos acabar la prueba nuestro físico no responde, no llegaremos; si podemos seguir físicamente pero nuestra mente nos está diciendo que paremos porque no entiende el sobre esfuerzo, no llegaremos.
Lo mismo con las Marcas, si tenemos un Producto incapaz de responder a nuestra Propuesta de Valor e incapaz de construir una respuesta emocional por encima del mismo, no tendremos una gran Marca. Y si tenemos un Propuesta de Valor incapaz de responder a nuestro gran Producto creando una ventaja competitiva, no tendremos una gran Marca.
A veces es mejor tener una Marca compensada, que una Promesa sobrepasada.
La idea de que el ser humano necesita de Cabeza y Corazón para vivir su vida y conseguir sus retos de forma equilibrada, es la misma idea que una Marca necesita compensar sus dos dimensiones, la emocional y la racional.
Por ello, el Branding debe trabajar de la mano de I+D, Comercial y Marketing, al igual que al revés.
Cuando nuestra cabeza dice que paremos, nuestro corazón nos dirá que continuemos, sólo depende de cómo preparados estemos para que gane uno de los dos.
En fin, dos dimensiones, dos razones.
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