Nuestro cerebro funciona como un gran armario lleno de cajones. Almacena la información relacionándola con lo que tiene aprendido, clasificándola de forma automática.
Esto responde a uno de los principios básicos que rigen nuestra naturaleza, la ley del mínimo esfuerzo, un sistema que nos ayuda a clasificar la información de forma eficiente nos ahorra energía en el proceso y optimiza nuestros recursos energéticos.
Es como querer guardar una camiseta de topos en un armario, si al abrirlo encontramos un pequeño letrero que indica ‘camisetas de topos’ seguramente reduciremos el tiempo y la energía empleada en el proceso.
Esto tan obvio ha sido empleado a gran escala en los procesos de mejora continua creados por Toyota en 1960, como las 5’s que ya analizamos aquí en Branzai (Leer artículo), o en algunos de los sistemas de gestión más eficaces. Si sabemos dónde van las cosas, sólo tenemos que preocuparnos de lo demás.
Este principio elemental del que nos dota la naturaleza, es muy práctico también para la Gestión de Marcas. Entender qué cajón debemos abrir para encontrar lo que buscamos, o en que puerta debemos guardar lo que tenemos es importante para alinear los esfuerzos que empleamos en la gestión de la misma.
De este concepto de orden y clasificación, nacen los Árboles de Decisión, pequeñas herramientas que nos ayudan a escoger el cajón adecuado para la situación indicada.
Hoy os voy a hablar de los Árboles de Decisión de Cobranding, una forma de crear nuestra propia cajonera para saber qué solución es la adecuada cuando nos enfrentamos a una situación de convivencia de varias Marcas con la nuestra.
Una forma sencilla de poder automatizar las decisiones bajo unos criterios lógicos y estratégicos que nos ayudan a ser consistentes y eficaces en estos procesos. Una línea que seguir para la gestión eficaz de nuestra Marca.
En ocasiones nos enfrentamos a tener que buscar la asociación de varias Marcas para aumentar el valor, construir una oferta más atractiva, complementar significados u obtener un beneficio de la relación.
¿Tiene sentido la asociación de ambas Marcas? ¿Qué hacemos luego? ¿Cómo conviven, 50/50? ¿Tenemos que utilizar alguna como Endoso? ¿Y si es la venta conjunta de un producto?
Cada vez que nos enfrentemos a esta situación nos surgirán mil preguntas, preguntas que idealmente deberían estar resueltas para homogeneizar las respuestas siempre en el mismo sentido. Deberíamos tener un Árbol de Decisión.
Una sencilla combinación de posibilidades lógicas que ofrecen respuestas estratégicas que implementar.
1.
Lo primero que deberíamos preguntarnos es si esta asociación tiene sentido, si suma en la dirección de nuestra estrategia, si es algo a largo plazo o táctico.
2.
Una vez decidido el rol estratégico de esta asociación, deberíamos tener muy claro si somos la Marca protagonista de esta historia, es decir, si somos nosotros los que tiramos de esta asociación, si somos el foco de la misma o simplemente tenemos otro rol secundario.
3.
Y por último, qué modelo de arquitectura vamos a implementar al respecto, si seremos un cobranding 50/50, si utilizaremos formas de Endoso, si usaremos otras fórmulas 80/20, etc..
Para aclarar estos conceptos os voy a dejar un ejemplo muy básico de una Marca que diseña un Árbol de Decisión básico para entender qué hacer cuando se enfrenta a cobrandings, tanto de iniciativas como de productos.
Este tipo de Árboles de Decisión pueden complicarse y adaptarse a cualquier necesidad que debamos estandarizar de nuestra Marca: Patrocinios, Mensajes, Usos de Lenguaje, Arquitecturas, Logotipar iniciativas, etc.. Sólo es necesario tener claro el mapa de opciones que realmente empujan a la Marca y cuales no.
Al final la vida se resume en ordenar tu vida en cajones, si pones el trabajo en el del ocio, igual el ocio se convierte en trabajo.
En fin, simplifica y decidirás.
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