Los cuentos son capaces de inspirar nuestra imaginación, de ponernos en la piel de un personaje en un mundo etéreo y ser capaces de soñar lo que queramos. Los cuentos son una herramienta poderosa para liberar nuestra mente. Pero, los cuentos son cuentos.
Hace mucho tiempo que está sobre la mesa el debate sobre qué puede o debe contarnos una marca y cómo tiene que hacerlo. Cómo inspirar nuestras vidas sin llevarnos a un overpromise, cómo hacernos una promesa y cumplirla, cómo hacernos soñar siendo realistas.
Las marcas deben ser capaces de inspirar nuestras vidas, de proponernos un mundo en el que movernos y conectar con sus propuestas de valor. ¿Pero dónde está el límite?
Pues, los tribunales de Estados Unidos lo acaban de poner. Sentencia histórica para una marca por ‘inducir a engaño’ y pasarse un poquito con su propuesta de valor.
Parece ser, que los científicos y analistas de medio mundo han comprobado a través de análisis clínicos exhaustivos que Red Bull, en realidad, no te da alas, lo sentimos.
No se ha observado ningún caso en el mundo en el que a nadie, después de beber Red Bull le salieran plumas.. o al menos plumas con las que poder volar.
Así lo especifica el tribunal estadounidense que a petición de una reclamación colectiva de consumidores acusaban a la marca del toro, ya no simplemente de que no proporciona alas, sino que tampoco aumenta el rendimiento ni físico ni mental, más allá que una dosis normal de café.
Una acción que a la marca le saldrá cara, unos 13 millones de Euros, ya que se dispone a pagar unos 10 dólares por consumidor para tratar de evitar un revuelo mayor a raíz de la sentencia.
Sabemos que esto sólo sucede en Estados Unidos, el país del ‘pleito’, pero ¿Qué retos supone para las marcas? ¿Cómo hacer soñar sin inducir al error?
Pues lo de siempre. Las Propuestas de Valor de cualquier marca podrán seguir siendo inspiradoras, emocionales, soñadoras y locuaces siempre que puedan conectar con una realidad de producto.
Es decir, si Red Bull hubiera sido capaz de demostrar que su producto aumenta el rendimiento físico y mental, no habría overpromise, y la capacidad de respuesta habría sido la adecuada.
El sentido común vuelve al primer plano, el branding no trata de inventar mentiras, sino de transformar realidades. Trabajar desde una verdad de producto y hacerla competitiva conectado de manera única con tus audiencias.
Ahí, no habrá jueces, ni jurados que puedan cortarnos las alas. Eso sí, que se prepare AXE que llevamos años sin ver caer mujeres del cielo!
En fin, lo que hay que ver.
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