El pasado conforma nuestro presente y condiciona nuestro futuro. Moldea nuestro carácter y templa nuestras expectativas. Infiere en lo que somos y determina lo que haremos.
El pasado es lo que nos ha traído hasta aquí. No podemos cambiarlo, pero sí aprender de él. No podemos obviarlo, pero sí apartarlo.
Somos lo que somos por lo que fuimos ayer y eso algo de lo que no escapa nadie. Ya sea para bien, aprendiendo de lo que hicimos mal y siendo mejores, o ya sea para mal, por la incapacidad de escapar de aquello.
El pasado nos condiciona tanto a las personas, como a las Marcas. Toda Marca existente tiene un pasado y una historia que contar, una experiencia que nos hizo vivir, un significado construido.
A veces es positivo, porque nos permite construir un futuro con contenido, y a veces tan negativo que las marcas necesitan un rebranding.
Recordemos el caso Andersen Consulting, la hoy Accenture, o Marsans, la hoy Nautalia Viajes, por ejemplo. Una escapada hacia delante para dejar atrás un pasado que no nos beneficia.
Por eso, las marcas que nacen de cero, tienen la desventaja de no contar con historia y un pasado que les otorgue credibilidad y confianza, pero también con la ventaja de no disponer de frenos y lastres que las hundan en el infinito.
Es el caso de Podemos y el resto. Pocas veces vemos nacer una Marca en un sector competitivo en el que todos los actores tienen una mala percepción, y un pasado del que no pueden escapar.
La política o la banca, estarían en estos primeros puestos de Marcas con un pasado no muy digno del que poder escapar.
Podemos, ha surgido como un movimiento social que recoge el pesar y desasosiego de muchos ciudadanos que ven como en España se cuentan las personas por ‘imputados’. Una nueva marca que nace en un contexto en el que su competencia, tiene más que esconder que mostrar, que tiene más callar que decir.
Frente a esto, una ventaja competitiva clara, muy clara. La ausencia de pasado, es la esperanza de futuro.
Podemos nace con intenciones, con más o menos sentido, pero con algo claro, ellos son los únicos que de momento no han estado formando parte de un pasado que pudre a un país.
Mucho tienen que cambiar las cosas, para que los dos grandes partidos que nos llenan de titulares puedan frenar esto. O deciden romper con su pasado más histórico y dilapidar aquellos militantes que están mínimamente anclados a él, para afrontar una regeneración de marca. O se lanzan a un rebranding con todas las consecuencias. Mantener lo bueno, y dejar lo peor atrás.
Mientras tanto, Podemos es y será la Marca política con mayor ventaja competitiva en el panorama político, y cada día más si a diario tenemos titulares como los de estos días. La corrupción no entiende de direcciones, ni colores, ni aves, ni rosas.
Y es que es muy fácil: Valores y Trabajo. Nunca competir en una categoría fue más sencillo.
En fin, un brander indignado.
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