El Nombre Perfecto, podría formar parte de esos objetos mitológicos o ser parte de una leyenda para asustar a los juniors. Como el hombre del saco.
Son muchas las veces que nos enfrentamos al proceso de Denominar. Denominar significa dotar de un nombre a alguien o algo con el fin de diferenciar. Lo que conocemos en branding como Nombrar, el Naming.
Nacen nuevas marcas, nuevos productos y con ellos sus nombres, un reto complejo y tedioso que sin duda nos dará más de un dolor de cabeza.
Al año en España nacen más de 30.000 nuevas marcas, es decir cada año que pasa tenemos 30.000 nuevos nombres registrados que nos dificultan la creación de los siguientes.
En Branzai hemos hablado mucho sobre Naming, podéis encontrar algunos consejos en estos artículos: El secreto del Naming. Pero hoy, nos vamos a hacer la gran pregunta.
¿Existe el nombre perfecto?
No son pocas las veces que nos enfrentamos al encargo de encontrar el nombre perfecto para nuestra marca. Que sea capaz de diferenciarnos, de capitalizar nuestra ventaja competitiva, que el consumidor lo entienda y lo descifre a la primera, que sea inspirador, fácil de recordar, que se asocie a la categoría, que nos permita construir un espacio competitivo propio, que funcione con nuestra personalidad, que tenga buena sonoridad y que pueda ser entendido en varios idiomas sin tener significados negativos.
Bueno, creo que a veces encontrar el cuerno del unicornio es más sencillo.
Lo primero que tenemos que aprender de un nombre, es que el nombre no lo es todo. Es decir, una marca se construye con el tiempo y es fruto de todo lo que significa en cada punto de contacto, es la suma de todo lo que hace, dice y proyecta. El nombre es un contenedor vacío que recoge todo lo que logra significar esa marca.
Si estamos en una habitación llena de gente y enseñamos un nuevo nombre ‘Alfo’, y alguien dice que le suena ‘al coche Alfa Romeo’, todos los de la habitación verán lo mismo, porque ese nombre acaba de asociarse a un significado.
Es verdad que un nombre puede nacer con mejor disposición que otros para representar a nuestra marca, puede evocar una idea (BlackRock: solidez) o describirla (British Airways), pero lo importante es como le dotamos de contenido y significado después.
¿Oye qué te parece si creeamos la empresa más innovadora de todos los tiempos? Genial!, ¿Cómo la llamamos? Manzana!!! Síiii, mola! Manzana!
Manzana, Naranja, Mora, Zorro… son nombres que ni contemplaríamos para cualquier marca moderna hoy, pero Apple, Orange, BlackBerry y Fox, opinan lo contrario.
Está claro que cuanto más proyecta nuestro nombre en las etapas iniciales de una marca, más fácil será que podamos construir en la dirección adecuada. Pero disponer de un nombre memorable, con buena sonoridad, distintivo, apropiable, con capacidad de contener nuestro significado en el tiempo y registrable es tener el 80% del reto cumplido.
No es cuestión de encontrar el nombre perfecto, sino de hacer que lo sea.
Entender el nombre de tu marca como parte de la misma te ayudará a entender que no todo tiene que estar en él. Nuestra identidad visual, verbal y actitudinal ayudarán a completar el significado correcto y a dotar de matices la palabra que nos representa.
No busques el nombre perfecto, busca hacer que tu marca lo haga perfecto.
En fin, nombras o te nombran.
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