¿Sigue la luz de la nevera encendida cuando la cerramos?
¿Cómo suena la caída de un árbol cuando no hay nadie allí? ¿Sigue el sol ahí
cuando lo tapa una nube? ¿Qué pasa cuando nadie mira?
El mundo que entendemos es aquel mundo que somos capaces
de percibir (ver, oir, sentir), es el mundo que para nosotros es relevante, es
el mundo que nos impacta, nos mueve y creemos. Quién no ha escuchado aquello de
‘ojos que no ven, corazón que no siente’.
De hecho el mundo funciona de la forma que conocemos
porque siempre hay alguien mirando. Es decir, qué pasaría con nuestro
comportamiento si nadie velara porque fuera correcto, qué pasaría con nuestras
aportaciones a hacienda si nadie nos vigilara, qué pasaría con nuestra ética si
nadie mirara, qué pasaría con la violencia si nadie estuviera presente.. ¿Sería
el ser humano, humano?
Esta es una de las grandes preguntas del ser humano,
parece que no somos capaces de ser quienes somos si no hay alguien mirando. Es
decir, nuestra carrera profesional, nuestra trayectoria personal, nuestros
actos, se basan en una conducta sugestiva por nuestro entorno, que nos observa
y nos juzga. Y este fenómeno, hoy, se ha multiplicado por la capacidad que
tenemos de estar hiperconectados los unos con los otros, esa capacidad de ver
lo que no ves porque otros lo ven por ti.
Un nuevo contexto que debería hacer reflexionar a algunas
Marcas sobre lo que realmente están haciendo.
La antigua RSC, la Responsabilidad Social Corporativa, se
basa en eso, en intentar comportarse de forma correcta porque la gente nos está
viendo, ya que cuando no lo hacían, no necesitábamos tenerla. Este sistema es
altamente ineficiente porque enmascara un problema estructural de las compañías
y Marcas, la falta de auténticos valores, estén mirándome o no.
¿Hubiera Coca-Cola renegociado el ERE en España si nadie
hubiera estado mirando? ¿Por qué no lo planteó así cuando nadie miraba?
Las Marcas parece que se sienten obligadas a tener una
actitud socialmente responsable porque hoy los consumidores ven lo que antes no
veían y eso afecta directamente a la identidad reputacional y la conexión de la
misma con sus audiencias.
Un fenómeno que llamamos el Falso Valor. El Falso Valor
tiene un impacto positivo y uno negativo, positivo porque consigue trasladar a
la sociedad, consumidor o entorno un nuevo beneficio que de otra forma no
habría llegado, y negativo porque se produce bajo una forma de presión y no
forma parte de la actitud intrínseca de la Marca.
Es decir, cuando nadie vuelva a mirar, no lo haré.
Nestlé, hoy, lanza los 10 compromisos con su consumidores
y la sociedad. Entre ellos garantizar que todos los ingredientes de sus potitos
infantiles son 100% naturales.
Nestlé lleva con nosotros más de 100 años. ¿Ahora son
100% naturales? ¿Qué eran antes? ¿Es fruto de querer contribuir a un conciencia
social de forma proactiva? ¿Es una forma de diferenciarte de la Marca Blanca
que te come el mercado? ¿Es una forma de crear una ventaja competitiva? ¿O es
una forma de apostar por un nuevo futuro más justo?
Hay algo que las Marcas deberían entender, no basta con
hacer lo que esperamos de ellas cuando estamos ahí, sino que las actitudes
responsables, transparentes y justas deben formar parte de su modelo de negocio,
más que de su propuesta de comunicación o propuesta de valor.
La diferencia entre una persona que roba cuando nadie
mira y otra que no, no es el hecho de que dejen de mirar, sino de los valores
que le mueven. Las Marcas, igual.
En fin, aunque nadie mire, el mundo te ve.