‘Hola bienvenidos a aerolíneas Hermanos Ramírez, les deseamos un buen vuelo’. Seguro que la sensación al coger este vuelo, no sería muy agradable, ya que tendemos a valorar aquello que consumimos o compramos por el significado que proyecta.
Quizás ‘Hermanos Ramírez’ no proyecta lo que necesitamos de este servicio: Seguridad, tranquilidad, solidez, confianza, tecnología. ¿Podrían los Hermanos Ramírez poner en el aire un Boeing 737 con 300 pasajeros a bordo de forma segura?.
¿Y por qué no?.
Bueno, esto es un ejemplo del papel importante que tienen las marcas en nuestras vidas. Son las responsables de ayudar a las compañías a proyectar los significados adecuados que dan respuesta a nuestras expectativas sobre lo que consumimos.
Invertir en Fondos Lopierdo, comer en restaurante tibetano Lapota o comprarse un coche Perez, no está, quizás, entre nuestras prioridades de esta semana. Sin embargo, si invertimos en BlackRock, comemos en Bitelia y nos compramos un Mercedes, podría ser un gran dia.
Las Marcas son lo que proyectan, y su capacidad para dar respuesta a ello es lo que hace que perduren en el tiempo.
Sin más, el branding es aquello sencillo que nos empeñamos en complicar.
¿Puede Aerolíneas Ramírez ser tan buena como Aerolíneas Walters? ¿Por qué no?. La única diferencia a priori, es la capacidad de generar confianza que tienen ambas marcas. Ninguna de las dos existe, pero una de ellas nos suena mejor y la asociamos inconscientemente con significados más sólidos, más serios, más tecnológicos.. en definitiva más confianza.
Pero Aerolíneas Ramírez puede tener los mejores aviones, y su experiencia en vuelo puede ser infinitamente mejor que la de Walters. Puede demostrar que es mejor compañía, y con el tiempo, el trabajo bien hecho y la constancia, puede ser mejor marca que Walters. ¿O no?
¿Acaso Mercedes en sus inicios era mejor marca que su competencia? ¿o Apple era una marca que transmitía más tecnología que Microsoft? ¿o Shell (concha) era una gran marca energética?
Las Marcas son el resultado del trabajo bien hecho. De la capacidad de respuesta de una compañía frente a las necesidades de sus consumidores. Y el branding, no es nada más, ni nada menos, que la habilidad de ponerlo en valor y acelerar ese proceso.
La diferencia entre Ramírez y Walters, es la velocidad en la que los consumidores conocerán o probarán los servicios de unos y de otros. Seguramente frente a la elección sin conocimiento, escogerás Walters, pero seguramente alguien, algún día, te recomendará Ramírez.. y eso es más lento.
Por lo tanto, el Branding, es un acelerador. Es la disciplina, que con sentido común, pone en valor aquello que importa a sus audiencias y les invita a descubrir lo que puede hacer una marca por ellos.
Esto tan sencillo, es lo que a veces queremos hacer de forma tan compleja. Ya que la marca, sólo es parte del problema, porque si al entrar en contacto con ella, el producto no responde, la compañía no tiene capacidad de respuesta y capacidad de comprender lo que realmente importa a nuestras audiencias, ya puedes tener la mejor marca del mundo, que tendrás el mayor fracaso del universo.
Cualquier empresa, que haga bien las cosas y tenga un gran compromiso con y para sus audiencias, es capaz de convertirse en una gran marca, si logra proyectarlo.
El Branding, es la disciplina capaz de poner en valor todo aquello que hacemos antes de que nuestras audiencias lo hayan experimentado. Somos capaces de transmitir innovación, sin haber comprado el producto, capaces de transmitir sabor sin haberlo probado, capaces de transmitir seguridad sin haber sufrido el accidente…
El branding no es complicado, lo complicado es hacer branding. Y darse cuenta que tan importante es hacer bien las cosas, como mostrar que eres capaz de hacerlas.
En fin, por eso esta página se llama Branzai y no Díaz.
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