La mayor parte de las veces hablamos del branding como una herramienta de gestión empresarial de cara al consumidor, pero las marcas se viven y construyen de dentro hacia fuera observando desde fuera hacia dentro.
Las marcas las hacen las personas, sus públicos objetivos, tanto internos como externos, y no debemos desdeñar la capacidad del branding para lograr ambos objetivos.
Las grandes marcas necesitan grandes profesionales, es obvio que cuanto mejor preparada esté nuestra plantilla más posibilidades tenemos de lograr los objetivos deseados. El problema es que habitualmente se piensa (erróneamente) que esto conlleva salarios más altos y por ende mayores costes fijos.
Sin entrar en el campo de los RRHH (que no es mi especialidad) y que refuta esta teoría exponiendo que el coste de sustitución de un empleado formado (tanto en las tareas a realizar como en la cultura de la marca) siempre es mayor que el coste que conlleva mantenerlo.
Pero hay otro aspecto fundamental que ayuda a refutar esta teoría: la importancia del salario emocional. Ese aspecto por el cual las marcas bien construidas, definidas y fuertes atraen el talento que necesitan para seguir construyéndose de dentro hacia fuera.
¿Alguien sabe cuál es el salario medio de un diseñador en Apple o Microsoft?
Personalmente no tengo ni idea... Pero no tengo demasiadas dudas de cuál sería la respuesta mayoritaria de de ser preguntados los estudiantes de las escuelas de diseño más prestigiosas del mundo sobre en qué empresa preferirían trabajar al terminar sus estudios.
O una pregunta similar entre diseñadores o programadores web acerca de Google o Yahoo, etc.
Un claro posicionamiento de nuestra marca, de forma consistente y coherente tanto a nivel interno como externo es una máquina que se retroalimenta (talento llama a talento), que consigue ahorrar esfuerzos en captación del talento necesario para seguir construyendo la marca.
Si somos una marca creativa, cuanto más coherente sea nuestra marca de acuerdo con esta característica a todos los niveles (horarios, programas formativos, instalaciones, libertad de organización de tareas...) mayor talento creativo atraeremos, lo que nos facilitará seguir siendo una marca creativa.
De nuevo no se trata de "ser todo para todos", se trata de que nuestra marca atraiga a los profesionales que más fácilmente se adapten a nuestra cultura, ahorrando esfuerzos tanto en la captación de nuevos profesionales como en la formación de los mismos.
Entender el branding como una herramienta de gestión integral de la empresa puede facilitar todos los procesos inherentes a una compañía.
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