Desde Nueva Zelanda nos llega el sorprendente rebranding de la internacional energética SHELL, para convertirse en Z-Energy, una marca de orgullo nacional.
La historia comienza cuando en abril del 2001, Infratil Limited, una compañía neozelandesa de capital riesgo y Guardians of New Zealand Superannuation, una fundación que opera y vela por los intereses y futuro de los neozelandeses, decidieron comprar los activos de Shell en el país, creando Greenstone Energy.
Con la intención de crear una energética nacional operada por neozelandeses que velara por los intereses del país y controlar el coste del carburante, se llevó a cabo esta compra al gigante Shell. (hemos dicho compra, no expropiación..ejem!.)
Shell, que esta llevando a cabo una estrategia de desaceleración en algunos países, como ya vimos con Vivo Energy, su rebranding en África, deja así, su presencia en este país después de casi 100 años.
Ahora, un año después, este sueño neozelandés se convierte en realidad de la mano de la agencia internacional de branding Cato Partners, quien reordena el portafolio de productos y servicios para crear una marca de orgullo nacional: Z-Energy.
Una nueva cara para un viejo concepto energético, que hoy gestiona el combustible fósil y que mañana invertirá en renovables y sostenibles.
Una nueva compañía que aglutina toda la cadena de valor bajo una sola marca: Refinerías, Oleoductos, Gasolineras, Estaciones de Trailers, Aerobuses, Flota de Transporte e Infraestructuras de Almacenaje.
Z-Energy, aporta un nuevo enfoque a la gestión y el compromiso con el entorno y la sociedad, operando la red de Shell (más de 220 gasolineras y 100 estaciones de servicio), con un toque 'kiwi' (término nacional que utilizan como gentilicio de Nueva Zelanda), es decir con pasión y cuidado.
El naming de esta nueva identidad 'Z', proviene de un elemento muy nacional para ellos, la primera letra de su segunda palabra: New Zeland, surgido para dar respuesta a las conclusiones extraídas de las 17.000 entrevistas que llevaron a cabo por todo el país, en una investigación cualitativa sin precedentes.
Un elemento que pretende convertirse en un icono nacional y en un símbolo para la energía del país. Es corto, memorable y tiene fuerza. La compañía apuesta por el naming para convertirse en un 'kiwi name' del país. (aunque puestos a apelar al nacionalismo, se podría haber utilizado el 'Kiwi energy', mucho más apropiable)
Una isotipo formado por la 'Z' volumétrica con un trazo enérgico, como un rayo que insufla energía a su entorno, se inspira en el símbolo del 'infinito', reflejando el espíritu neozelandes de continuo movimiento. Representa los millones de desplazamientos diarios que tienen lugar en el país.
La cromática, índigo y ámbar, le confiere una personalidad única y una diferenciación importante con el resto de operadores del país. Creando unos códigos reconocibles y funcionales tanto de día como de noche. Unos códigos propios alejados del mundo del combustible fósil, dejando una puerta abierta al resto de alternativas en las que invertirá la nueva compañía.
El ámbar es un color enérgico, optimista y que representa la fuerza y el movimiento, mientras que el índigo es la tranquilidad, el sosiego, la reflexión y el cuidado por la gente y el entorno.
Un icono que crea un mundo de expresión propio jugando con los degradados del índigo y del ámbar en sus materiales corporativos y en sus aplicaciones. Códigos que construyen una marca moderna, fresca, joven y dinámica.
Cerrando con su propuesta de valor 'New Zeland company that distributes energy from one end of the country to the other.', lo refleja con un simple tagline, sin aspavientos que acaba por definir su posicionamiento nacional 'Z, is for New Zeland.'.
Desde aquí sólo nos queda apuntar que nos encanta ver como se construyen identidades mediante los procesos habituales del branding, que dan lugar a marcas con una histora, un significado y una propuesta de valor. De la investigación, al análisis, pasando por la estrategia y creatividad para darle un sentido gráfico a una idea, construyendo una marca que se expresará en su propio universo.
Anotar que a pesar de todo, es una marca que nos resulta algo tendenciosa y que es posible que en unos años necesite algún reajuste, lo mismo le pasó a nuestros amigos de Movistar con sus volumenes, ahora planos.
En fin, no hay mal que 100 años dure, pero marcas sí. Así que hay que construirlas de forma perdurable. Sea como sea, nos guste o no, esto es Branding. Aunque.. Durará esta marca 100 años más?
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