El grupo bancario NCG, formado por la fusión de las cajas
Caixa Galicia y Caixa Nova, el año pasado, ha dado un nuevo paso en el sector
bancario.
Después de crear NovaGalicia, como marca comercial para
operar en territorio gallego y aunar esfuerzos en una nueva marca territorial
que sumara los valores de ambas cajas, ahora abre las miras al resto de España
con una nueva marca.
Evo, es la nueva propuesta de NCG. Creada por la Saffron Madrid y transformada por la agencia de comunicación La China (creadora del cubo).
Evo, nace con 120 sucursales y unos 336.000 clientes, con
el objetivo de captar capital fuera de Galicia.
El concepto de esta nueva marca, es una banca ‘inteligente’,
adaptada al ritmo de la sociedad actual y a los conceptos básicos necesarios en
tiempos de crisis para el consumidor: honestidad y transparencia.
Entre sus atributos diferenciales podemos encontrar el
horario (abre por las tardes, todas las tardes), no existe la letra pequeña en
sus contratos, no hay comisiones, ni productos financieros complejos, operando
mayoritariamente por internet.
Esto nos recuerda al paso que dieron otras marcas para
generar un nuevo entorno competitivo menos complejo y postularse como las
líderes en transparencia, como hizo Yoigo.
El naming de la marca Evo, es tan sencillo como el propio
concepto de banco. Tal y como nos explican en su ‘making of’, proviene del
concepto ‘Evolucionar’, sin más secretos.
La identidad visual está formada por elementos básicos,
dos polígonos en blanco y negro que evocan de forma conceptual la ‘B’ y la ‘i’
de ‘Banca Inteligente’.
Evo en bold y caja alta adquiere relevancia y
personalidad en esta figura poligonal.
En su forma volumétrica, la marca pierde un poco el
sentido de su evocación ‘B’ e ‘i’, ya que el polígono se complementa en 6 caras
de un cubo, formando un dibujo continuo que recorre el volumen, incluyendo el
tagline ‘Banca Inteligente’ dentro de su forma, en lugar de hacerlo fuera como
en su versión plana.
Una identidad que transmite la propuesta de valor de la
nueva marca, basada en la simplicidad, la transparencia y la honestidad.
Aunque el concepto es bueno y la resolución se alinea con
la propuesta de marca, la identidad ha quedado excesivamente racional, fría, y
áspera. Las aristas de los polígonos, el blanco y negro, que contrasta con la
informalidad de las formas, son elementos que no acaban de definir bien a la
marca.
Existe una falta de optimismo que complete la oferta de
valores de la nueva marca, que no es incompatible con la seriedad que necesita
el sector ahora mismo.
En fin, un nuevo actor con buenas intenciones en un
sector que se está redefiniendo y encontrando la forma de ganarse nuestra
confianza otra vez. Que mejor manera, que hacerlo con transparencia y
sencillez.
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